viernes, 27 de febrero de 2009

Métodos de obtención

En este precioso momento estoy de muy mal humor. No suelo estar de muy muy mal humor, pero hoy si, y más ahora. He decidido centrar toda mi energía en escuchar música, respirar profundamente, fumar unos 90 cigarrillos en dos minutos y en una pequeña reflexión que siento que tengo que soltar al exterior. 

El otro día me sorprendí a mi mismo tumbado en el sofá viendo Canal Sur (esa televisión Andaluza que nos ha dado tan buenos comunicadores como Manolo Mármol) y de repente me vi enfrascado en una “entrevista” cuyo “entrevistador” y cuyo “entrevistado” me dejaron impactado total. Resulta que un verano me pseudoindependicé en una casa no muy boyante en todos los términos posibles, y perdí el contacto natural que todo ser humano establece de por vida con la televisión, cómo si de un matrimonio sin posibilidad de divorcio se tratase. Total que tuve la suerte de pillar mi salón vacío, y como iba contando me encontré con la siguiente escena:  Paz Padilla haciendo una entrevista profunda y profesional a Ismael de Gran Hermano. Soy consciente de que esta última línea es una falacia de filosofía ilógica, pero así es, eso es lo que yo vi. Y cuidado, que yo siempre he sentido simpatía hacía un personaje como P.P. que al fin y al cabo me ha parecido hasta el momento muy coherente y natural . Pero creo que ambos, tanto P.P como I de G.H. estaban, certeramente, hundidos en la ausencia de limitaciones provocadas por la consciencia de sí mismo que todo ser humano debería tener bajo un criterio anti-intrusista y bajo la creencia popular manifestada via refranero en el fragmento “Zapatero a tu zapatos”. “Basicamente”  es algo que ocurre muy a menudo en el entorno “cultural” de mi ciudad más próximo. De repente mucha gente que no tiene ni idea de nada, se mete en berenjenales de “a kilo” (me encanta esta expresión que pertenece a mis raíces más avergonzantes) y se visten con el traje equivocado para hacer ver algo que no son. 

Yo estoy muy a favor y muy en contra del intrusismo en general, sobre todo muy a favor cuando no me afecta a mí y cuando está protagonizado por gente capacitada y / aunque no formada. Pero en cuestiones culturales y refiriéndose a esta ciudad, es indignante ver como se mueven pequeños proyectillos de don-nadies con una ambición de reconocimiento profesional y un ego desproporcionadamente mayores a sus capacidades y conocimientos. Gente que no tiene criterio, y que trata de organizar cualquier cosa que empiece por “yo”, “yo” y “yo” y acabe por “fiestas” y “muchas gracias por haber venido”. Es difícil exponer todo esto aquí de esta manera y no ser malinterpretado porque gente muy cercana a mí organizan distintos tipos de “eventos culturales” y esa gente con más o menos formación, más profesional o más autodidacta tienen algo que decir y tienen criterio. 

Pero en el segundo estrato de mis relaciones sociales aparecen  un montón de personajes que tiene un interés desmesurado que sobrepasa muchas veces las fronteras de la amistad y otras cosas fuertes, y ahí es donde veo el peligro. Yo no soy nadie ni quiero serlo, no quiero organizar más que mis propias fiestas de cumpleaños y expresarme en la medida en la que me sea permitido pero cuando considero que la realidad es triste en muchas de mis percepciones manifestadas , al fin y al cabo es porque me produce pena y un feísimo sentimiento de compasión por ver a gente pegarse tortas por algo tan ridículo y mostrar de una manera tan evidente la inseguridad.  Así que al final la energía se transforma y del cabreo paso a la contemplación pesimista y auguro un futuro aburrido y predecible lleno de un montón de pose que me hacen coger más carrerilla. Y es que aquí, en este pueblo, la mayoría no es creíble porque no hay energía. Y la energía al fin y al cabo es lo que nos (me) mueve.